sábado, 22 de noviembre de 2008

Pequeños látigos (Melina Varnavoglou) Gral San Martín

Pequeños látigos de cuero azul acechan

en el umbral de ese paraíso hermético que son los ojos.

¿Quién sabe a qué cataclismos tendré que atenerme

al intentar desafiar esa quietud aparente con la que deslumbras

y apaciguas a los demás ojos?

A esos ojos simples y puros, casi inertes, impávidos,

ésos que aún no han sido capturados por la perturbación que sólo tu mirada posee.

¿Cómo puedes sumergirte en la más cuántica realidad

para luego volar hacia tu propio averno cósmico?

Montes crispados de plumas ardientes y charcos humeantes

de burbujas sin tiempo.

Incesantes cadenas que reptan y arrasan

con todo intento de génesis a su paso,

estrangulan a los niños de agua y asfixian a las jóvenes mariposas.

Tú las observas desde el interior de un cráter.

Arena de diamantes

entre los dientes y espejos viscosos que modelas con tus manos…

Pensar que es tan sólo un poco de polvo sideral

y un tubo de mercurio lo que en realidad sientes.

El silencio repentino anuncia el preludio de un nuevo ritual.

Más allá de los cráteres y las cadenas,

la cofradía de las sombras arrulla una nueva sonata

para rendir culto a la muerte de las estrellas.

Una por una se elevan en el miasma intergaláctico

y explotan formando un arco de fuego.

Las sombras, ya sin luz,

bailan juntas y ríen bajo la lluvia eléctrica,

ignorantes de que su paraíso ahora ha muerto.

Tú contemplas ese caos con un fervor casi hipnótico

y te regocijas con la odisea de poder volverlo tangible.

Y voy a lograr algo (María Dergaraberdián)

Melina Varnavoglou de General San Martín nos dice:

esta muy bueno la idea de integrarnos a traves del blog.. me emociono mucho la mención homenaje de la chica de vicente lopez.podrían subir su poema..?.el hecho de poder apreciar una obra por si misma..de alguien q no esta corporeamente como si el autor no hubiera existido nunca o se haya convertido ahora en su propia tinta que mucha vida tiene...


así que haciendo caso a su pedido publicamos en el blog el poema de María Dergaraberdián de Vicente López:



Y voy a lograr algo, sutil y efímero
en este tiempo
que no es más
soy yo
hartándome
con delicias, con gritos
con pudor
las sombras otorgan
una vista mansa
un momento
para que cruzar la puerta
ahora soy
desde algún fondo
ellos no pueden
callar mis ojos
efímero y sutil
son los perros que me siguen
y terrible
es el pudor

jueves, 20 de noviembre de 2008

Taller de poesia dos



Los chicos realizaron sus poemas colectivos y luego leyeron en el cierre del taller cada una de las producciones.

Taller de poesia uno

Agustina Abella de Exaltación de la Cruz nos envia su cuento

Papas y Peperonis

Pepe, está a punto de preparar un puré.

- Por favor, pedí plata prestada para poder preparar este puré, le pidió Pepe a Pilar.

- ¿Cuántas papas querés?, preguntó Pilar.

- Ehhh..Pues precisaría apenas unas pocas papas, respondió Pepe.-Poné la mesa, Pamela, y pedile a Pablo unos peperonis para ponerle al puré.

De pronto pudieron oír un pequeño ruido en el parque posterior al patio, era una paloma picando con su pico el plato de Pluto, el perro de la despelotada familia.

_- Mirá a Pluto cómo parlotea con el pájaro porque le picó en su plato lleno de Purina, (la papa para perros), dijo Pamela.

Llega Pilar y desesperada grita:

-¡Oye, papanatas, la policía me ha perseguido hasta aquí por proponerme tomar prestadas las papas que me pediste!

-Pero, pedazo de pavota, ¡¿Cómo pudiste permitir que la policía te persiga hasta nuestra puerta?, dijo Pepe preocupado.

-¡¿Yo?! Yo que he perdido cada minuto de esta perra vida por comprar las papas podridas que siempre me pedís para preparar tu puré con peperonis, que por cierto ¡son apestosos!., gritó Pilar a punto de pegarle a alguien.

-Pero paren, por favor, pongansé las pilas y dejensé de pavear, protestó Pepe. Y vos, dejáte de decir pavadas, que te has gastado mi poco sueldo que gano pintando postales para comprar ese perro pulgoso, ¡Ni un poco de pelota le das, pobre!

- Pero cerrá el pico, vos que te pasás el día con esa tal Pancracia de porqueria!

En eso, Pancracia, chusma y pizpireta, abre la puerta de un portazo y por supuesto se prende en la pelea:

- Pará, pará, pará, yo no me paso el día con tu padre, no digas pavadas, yo solo paso el día con Pablo, el portero, parlotea Pancracia

- Con Pablo Pérez? El portero? No podés!

- Sí, Pablo Pérez, portero y pintón, un poco pálido y puntilloso, pero precioso y paciente.

- Hacé lo que te parezca, Pancracia, pero ya que estás, por qué no te traés unas papás, las pelás con pelapapas y nos hacés un puré con peperoni para todos?

Agustina Abella

Exaltación de la Cruz

Alan Ferreyra Graciarena de Exaltación de la Cruz Poesía A Medalla de Plata

La muerte de un gitano


El gitano

Golpea la calavera

Y rompe el espejo

Del agua quieta.

Yo lo escucho,

Algo ronda en la luna.

Es el alma

Que al amanecer se irá.

Se siente solo,

Busca un cuerpo

En la orilla

Para volver a casa.



Alan Ferreyra Graciarena

Exaltación de la Cruz

martes, 18 de noviembre de 2008

Elizabeth Guzmán de La Matanza nos envía su poesía!

marítimo



el mar

inmenso, muelles

madera húmeda

atraída por el agua

Lejos

un caballo mira

la caja azul

de los tiempos

aire del norte

aire del sur

el mar inmenso

contra los muros


Mención en Poesía A

lunes, 17 de noviembre de 2008

Lucía Cognigni de General Villegas nos envía su cuento!!

El relato del escritor


Abrió los ojos lentamente, se desperezó y miró hacia la ventana, el sol asomaba entre unos nubarrones grises. Miró su reloj y se sorprendió al ver que tan solo eran las 6:30 de la mañana. Se vistió y bajó las escaleras, su madre estaba en la cocina, tenía un pijama de invierno rosa viejo y estaba preparando el desayuno. No notó su presencia hasta que se sentó dejando caer todo su peso en la silla, entonces se acerco y lo besó en la cabeza

- Buenos días, ¿Por qué te levantaste tan temprano?... no salimos hasta dentro de dos horas- dijo

- Ya sé pero no tenía más sueño-

- Bueno, ahora te sirvo el desayuno-

- ¿Y papá?

- Está cargando las cosas en el auto

- ¿Tenemos que ir?- preguntó

- Nyclas no quiero hablar más del tema- dijo seriamente- tu tía fue muy amable en invitarnos y sabés que vive sola y necesita compañía

- Bueno…

Su madre le acarició la cabeza y preguntó en un tono más amable:

- ¿Preparaste tus cosas?

- Sí , lo hice anoche

- Bien, creo que ya está listo el desayuno

Le sirvió una taza de chocolate y subió las escaleras. Él se quedó pensando, no tenía nada de ganas de pasar las vacaciones de invierno en la casa de su tía. Pero como ya había asumido que iria decidió no complicar más las cosas, después de todo, sólo eran dos semanas.



A las 8:30 estaban saliendo de la ciudad. No habían pasado más de 15 minutos cuando el suave movimiento comenzó a adormecerlo. Se estiró cuanto pudo en el asiento trasero y se quedó dormido.

Alrededor de las tres horas de viaje por la ruta, su padre dobló por un camino secundario de tierra. El auto comenzó a moverse bruscamente y Nyclas se despertó.

- ¿Ya llegamos?-preguntó arrastrando las palabras

- En unos 15 minutos

Se quedó mirando el horizonte y 15 minutos después pudo ver una enorme y antigua casa en medio de la nada.

El auto se detuvo lentamente en la entrada, sus padres se bajaron y subieron los escalones de piedra de la entrada. Al ver que él seguía en el auto su madre le hizo señas desde la puerta. Desganado bajó del auto y caminó hasta las escaleras mirando hacia abajo y con las manos en los bolsillos del jean

Tocaron a la gran puerta doble y unos minutos más tarde les abrió una señora con el pelo revuelto y vestida de forma extravagante. Su madre la abrazó alegremente y su padre también, la señora se acercó a él sonriendo y lo abrazó tan fuerte que Nyclas sintió que se que se le iban a salir los pulmones por la boca. Luego de soltarlo le dijo

-Estoy tan feliz de que hayas venido, pensé que no querrías venir- hizo una pausa-bueno vamos todos adentro, me estoy helando

Al atravesar la puerta, un desagradable y conocido olor lo invadió. Era un olor dulzón a medicina y muebles antiguos mezclado con las sofocantes fragancias de los muchos sahumerios que su tía solía encender. La verdad no sabía por qué todos le llamaban “tía” ya que en realidad esa mujer no era familiar suyo ni de sus padres. Ella había sido la mucama de su abuelo Alfred, un famoso escritor al que habían asesinado 6 años atrás. Con el tiempo Sussan llegó a ser como de la familia y cuando el escritor murió se descubrió que en su testamento le había dejado su casa a Sussan, lo que no le importó mucho al resto de la familia porque a ellos les había dejado su fortuna.

La casa había sido enorme y hermosa pero ahora lucía algo lúgubre y sucia. Una fina capa de polvo lo cubría todo y en el techo había varias telarañas. La sala era inmensa y con dos grandes ventanales al fondo adornados con gruesas cortinas rojas. Las paredes estaban pintadas de verde musgo con unos toques de verde oscuro. Había unos grandes y cómodos sillones blancos con una mesa ratona en el medio. Su padre bostezó y dijo:

- Si no te molesta Sussan, me gustaría acostarme un rato, estoy muy cansado

- Sí, yo también- dijo su madre

- Claro que no me molesta, queridos, síganme ahora les muestro su cuarto, también me voy a acostar- dijo su tía

- Yo no tengo sueño

- Bueno, cielo, si querés podés dar una vuelta por la casa, siempre se encuentra algo nuevo

Y diciendo esto condujo a sus padres por un pasillo hacia su dormitorio. Él se paseó un poco por la sala y se fue por un pasillo a la derecha, entró en varias habitaciones y no encontró nada interesante, al final del pasillo había una pequeña escalera y decidió subirla. El piso de arriba estaba más descuidado, tenía una alfombra verde oscuro rota en varias partes y la pintura de las paredes saltada. Entró en un pequeño cuarto donde había varias cajas de juegos de mesa apilados en una esquina y una pequeña mesa con un rompecabezas a medio armar. Al final del pasillo vio una puerta diferente, era grande y tenía una placa de bronce que le llamó mucho la atención, en ésta se leía “Alfred Grembel”

- Mi abuelo- susurró

Empujó cuidadosamente la puerta y encontró una oficina en perfecto estado. La alfombra estaba impecable y había un gran escritorio de roble en el centro con una pequeña lámpara de vidrio verde encima. Al fondo, una enorme biblioteca llena de libros antiguos. Se acercó intrigado y tomó uno que le llamó mucho la atención, era pequeño y forrado en terciopelo azul oscuro. No tenía título ni ilustraciones. Se lo guardó en el bolsillo y volvió a bajar a la sala



Se acostó en uno de los sillones y se puso a hojearlo, se sorprendió al ver que estaba escrito a mano. En la primera página estaba la firma de su abuelo, el corazón le dio un vuelco, sintió una mezcla de emoción y angustia. Él había querido mucho a su abuelo y cuando vio esa firma lo invadieron toda clase de recuerdos sobre él, su profunda voz, sus anteojos cuadrados, el chaleco a rayas que tanto le gustaba, y que siempre se enojaba cuando su abuelo lo llamaba “pulga”.

Los ojos se le anegaron en lágrimas. Se las secó con el puño de la campera y comenzó a leer las primeras páginas. La ilusión novelesca lo ganó casi enseguida, su abuelo escribía increíblemente bien y a cada palabra se sumergía más en ese mundo ficticio. Se quedó leyendo varias horas, no podía dejar de hacerlo, tenía la extraña sensación de saber de antemano lo que ocurriría en la página siguiente y no sabía por qué. Estaba seguro de que no conocía la historia porque nunca antes había leído algo escrito por su abuelo.

Cuatro horas después de empezar a leer el libro sus padres y Sussan se levantaron, él decidió dejar de lado su lectura porque habían comenzado a dolerle los ojos. Se los frotó y volvió a guardar el libro en su bolsillo justo cuando los tres llegaban a la sala

- ¿Encontraste algo interesante, Nyck?- le pregunto Sussan

- Sí, estuve intentando armar un rompecabezas en uno de los cuartos de arriba- mintió

- Yo empecé a armar uno el otro día pero me aburrí, nunca he sido buena en eso- sonrió- ¿quieren ir a tomar algo a la cocina?

- Bueno, no nos vendría mal- respondió su madre

-¿Nos acompañas Nyck?

- No gracias, no tengo hambre

Los tres se fueron hacia la cocina. Él metió la mano en su bolsillo y sacó el libro nuevamente, ya iba por las últimas páginas, cada detalle de la trama acerca de un soldado de la guerra civil que se había convertido en escritor estaba guardado en su mente.

El libro sólo tenía una página más, el hijo de un soldado que el personaje principal había matado en la guerra civil lo tenía acorralado en su oficina, le apuntó con un arma y le disparó al corazón

El libro no decía nada más, solo había unas pequeñas y misteriosas salpicaduras de sangre. El final no le había gustado para nada, así que tomo una pequeña lapicera de la mesita y agregó:

“el hijo del soldado saltó por la ventana y se suicidó, el escritor se quedo inmóvil en el piso unos segundos esperando, luego se levantó y se sacó de debajo del chaleco a rayas una cruz de plata torcida con una bala incrustada en el centro. El disparo había golpeado en la cruz que había salvado la vida del escritor quien se sentó a su escritorio a pensar su próxima novela”

Releyó lo que acababa de escribir, no era muy bueno, pero le parecio mejor que el anterior... y subió las escaleras hasta lo oficina de su abuelo. Abrió la puerta y casi se desmaya al ver a un señor de anteojos cuadrados y chaleco a rayas sentado detrás del escritorio quien le dijo :

-Gracias “pulga” me gusta más tu final, serás un gran escritor algún día… igual que yo- el viejo sonrió amablemente y Nyclas pudo ver colgando de su cuello una cruz de plata torcida con una bala en el centro.



Willow Stritcher

El original festejo de las participantes de San Martín

domingo, 16 de noviembre de 2008

Contamos historias


Contar una historia en donde el personaje posea alguna de estas características (...), y el espacio se identifique con él, o sea un obstáculo para sus acciones.


Característica elegida: Cada vez que mira de frente a alguien, pierde una parte de su cuerpo.


El reflejo

La luz del velador interrumpía la oscuridad.
Me invadió el deseo de delirar, decidí responderle a él y me dispuse a hacerlo. Cerré los ojos, estiré la mano para apagar el velador y no lo hallé. Seguí buscando sin encontrarlo, hasta que sentí algo plano y frío. Abrí los ojos y vi otros que me miraban. Así estábamos los dos: yo enfrentado a mí.

Perdí la cabeza.

sábado, 15 de noviembre de 2008

La poeta Diana Martínez de Zárate recibiendo su premio

El abrazo emocionado a la ganadora de narrativa

Entrega de premios Abuelos

El Prof. Luis Maggiori comenzando el acto de premiación junto con el coordinador de los Torneos Deportivos Buenos Aires La Provincia Carlos Pachamé y los miembros del jurado.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

propuesta de escritura: ¿a quién no le gusta que le cuenten un cuento?


Fue un día muy lluvioso pero estuvimos todos presentes. Contar una historia de manera grupal fue una tarea difícil. Sin embargo, pudo más la creatividad y la necesidad de transmitir una pasión en común: el amor por la literatura.

Aquel

Muchas veces se lo ve caminar
sentarse en un banco de cemento
sin mirar un lugar fijo
sin senderos que cruzar.

¿Quién sabe qué dictará su mente ahora?
¿Qué sonrisas ha de imaginar en este instante?
Quisiera ser como aquel hombre,
o bien quisiera ser quien yo creo que es.

Podría pausar un minuto al correr de las horas ,
dedicar mi mente a un ave o a un pez,
a las hojas de otoño con el viento luchar, o,
al sol que en mis ojos comienza a nacer.

Pero en cambio me pierdo,
y entre memorias aisladas
remolinos de la vida
en un rincón de mi alma me han de encontrar

Me pierdo y quizás pierda el tiempo
Pero mi anhelo es ser como aquel
en su banco sentarme
y dejar al sol, el tiempo y el espacio absorber
como si la nada no existiera o la misma fuera él


Mariana Scarafoni
María Laura Engelbrecht
Luciana Cortés
Juan Cruz Carini

Tic tic tic

Tic, tic, tic
Afuera la tormenta
es una bella orquesta
en cambio aquí
a mi lado
un insignificante sonido
se repite una y otra vez
Tic, tic, tic
¿cómo logra este débil sonido
aturdirme?
Y sin embargo
no atino a moverme
porque ese susurro parece hablarme
¿qué es el silencio?
Conozco el significado
pero no puedo describirlo
¿Qué es el silencio?
Tic, tic, tic
Quizás este susurro sea su voz
Parece llamarme
iré a buscarlo


Ailén Maldonado
María Marta Grecos
Daiana Wernicke
Aylén Carabelli

Taller de Literatura Juveniles


Comenzando el taller

Taller de Juveniles

a pesar de la lluvia, aquí estuvieron los chicos para participar del taller

Bienvenidos!!!!

Creamos este espacio para poder compartir entre todos textos, imágenes y anécdotas de este encuentro en la Final Provincial de Literatura de los Juegos Deportivos Buenos Aires La Provincia 2008.
Gracias a los abuelos y a los jóvenes, y a sus delegados y coordinadores de los diferentes municipios por la calidez y buena predisposición con que nos han acompañado.

Un abrazo a todos.

Luis Maggiori (Coordinador)

Mónica Claus
Alejandro Fontenla
Guillermo Pilía
Gabriel Ruiz
Mariela Migo
Pablo Cipolla
José María Pallaoro
Rodolfo Amy
Laura Miño
Marisa Negri